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Muchas madres al ver a sus hijos piensan "sos tan adorable que podría comerte". El problema radica en que existen animales que posiblemente piensan así, pero de forma literal. Pero ¿por qué realizan un acto que podría considerarse autodestructivo?
Cerdos, pájaros, serpientes, roedores, primates y peces ocasionalmente se comen a su descendencia. Esto es raro, ya que tener hijos es la meta primaria de la vida y desaparecerlos —junto a sus genes— es como si sabotearan a su propia especie; pero a la vez la canibalización de su siguiente generación puede ser una estrategia de éxito.
Por ejemplo, los hámsters comerían a sus hijos como una forma de controlar la cantidad de la población. En promedio, las hembras con ocho o nueve hijos suelen comer a dos. En una prueba, científicos añadieron dos crías más a la camada y la madre se comió entonces a cuatro cachorros. Pero cuando se retiraron dos individuos al nacer, el canibalismo ni siquiera inició.
Al parecer, la madre mantiene una camada pequeña para que pueda tener la suficiente capacidad de alimentarlos bien a todos y asegurarse de que los sobrevivientes crezcan y preserven su especie y código genético.
Otras criaturas, como la mabuya de cola larga, un lagarto de América del Sur, se come a sus hijos solo en caso de emergencias. Si un depredador amenaza de forma contante en comerse los huevos, la madre decide tragárselo. Ella prefiere alimentarse para tener fuerzas y gestar más hijos antes de fortalecer a un enemigo.
Así que si un animal se come a su cría lo hace con la única intención de maximizar sus recursos, energía y tener mayor oportunidad de que sus genes se sigan expandiendo a través de otros hijos.
Cerdos, pájaros, serpientes, roedores, primates y peces ocasionalmente se comen a su descendencia. Esto es raro, ya que tener hijos es la meta primaria de la vida y desaparecerlos —junto a sus genes— es como si sabotearan a su propia especie; pero a la vez la canibalización de su siguiente generación puede ser una estrategia de éxito.
Por ejemplo, los hámsters comerían a sus hijos como una forma de controlar la cantidad de la población. En promedio, las hembras con ocho o nueve hijos suelen comer a dos. En una prueba, científicos añadieron dos crías más a la camada y la madre se comió entonces a cuatro cachorros. Pero cuando se retiraron dos individuos al nacer, el canibalismo ni siquiera inició.
Al parecer, la madre mantiene una camada pequeña para que pueda tener la suficiente capacidad de alimentarlos bien a todos y asegurarse de que los sobrevivientes crezcan y preserven su especie y código genético.
Otras criaturas, como la mabuya de cola larga, un lagarto de América del Sur, se come a sus hijos solo en caso de emergencias. Si un depredador amenaza de forma contante en comerse los huevos, la madre decide tragárselo. Ella prefiere alimentarse para tener fuerzas y gestar más hijos antes de fortalecer a un enemigo.
Así que si un animal se come a su cría lo hace con la única intención de maximizar sus recursos, energía y tener mayor oportunidad de que sus genes se sigan expandiendo a través de otros hijos.