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EL ATRAZINA Y EL GLIFOSATO: DOS HERBICIDAS QUE SIGUEN DAÑANDO LA SALUD DE CONSUMIDORES, PRODUCTORES Y LA BIODIVERSIDAD EN ARGENTINA

MelR

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29 Jun 2023
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Actualmente, pensar en la actividad agrícola argentina implica la inclusión de agrotóxicos que indefectiblemente son parte de la escena.

Tan cerca de nosotros. En Argentina, los efectos nocivos de los agroquímicos no sólo afectan a los trabajadores de la tierra, sino que contaminan el suelo, el aire y el agua del resto de la población. Hoy, Argentina amenaza en convertirse en un desierto dónde sólo hay lugar para la producción de commodities a costa de la salud de la población.

La atrazina en la leche de Córdoba
El Departamento de Toxicología de los Estados Unidos califica al pesticida atrazina como un componente cancerígeno, cuyo principal productor es Syngenta. El estudio publicado en la revista científica “Science of the total environment”, confirmó el hallazgo de atrazina, un herbicida prohibido en más de 30 países por sus daños a la salud en leche cruda sin pasteurización (cuenca lechera de Córdoba).

El trabajo publicado en la revista científica, confirma en datos rigurosos lo que vienen sufriendo los pueblos fumigados de Argentina desde el arraigo del modelo agroindustrial. “La importancia del estudio, dice su responsable, la doctora y becaria del Conicet Noelia Urseler, es que deja en claro la necesidad de establecer algún tipo de normativa y que se tome conciencia de su aplicación, no sé si prohibir su uso, pero si al menos restringirlo, como sucede en otras partes del mundo”, comentó.

La atrazina suele aplicarse en el control de las malezas, principalmente para maíz y sorgo, durante la época anterior a la siembra de los cultivos. Es un herbicida muy persistente en el ambiente y también es móvil, pudiéndose transportar con las lluvias, lo que le permite llegar a las aguas subterráneas. Estudios científicos sobre las implicancias en la salud, probaron que se trata de un disruptor endocrino; en el caso de las mujeres embarazadas puede provocar daño en el feto.

Se analizaron 18 tambos de la llanura pampeana argentina, ubicados en cercanías de la localidad cordobesa de Villa María. Los resultados fueron contundentes. “La atrazina se cuantificó en el 50 % de las muestras de agua subterránea (en valores que oscilan entre 0,07 y 1,40 μg/L) y en el 89 % de las muestras de leche bovina (de 2,51 a 20,97 μg/L). Además, los niveles de atrazina en el 44,4 % de las muestras de agua subterránea y el 11,1 % de las muestras de leche bovina (n = 18) excedieron los límites establecidos internacionalmente como seguros para el consumo humano”.

El glifosato y La Matanza

El glifosato es un herbicida. Su función consiste en destruir las plantas consideradas “malas yerbas” o arvenses por los agricultores, es decir aquellas que “roban” espacio, luz, agua y nutrientes a la siembra. Por lo general se aplica en la preparación de un monocultivo como la soja, para limpiar el terreno.

La Matanza, de acuerdo al censo 2010 es la localidad más poblada de la Argentina con 1.775.816 habitantes. Conforme lo menciona el medio argentino Noticias Perfil (noticias.perfil.com), “el olor a glifosato es parte del paisaje en La Matanza, se huele, se respira, a los minutos de estar produce picazón en la garganta e irritación en ojos”.

Los habitantes de La Matanza, no tienen posibilidades de analizar el suelo, el agua, ni acudir a un centro especializado para determinar el grado de intoxicación, el porcentaje de veneno en cada cuerpo, no hay posibilidad de confirmar nada, no tienen recursos.

En La Matanza ya no es una novedad la diversidad de consecuencias que trajo consigo el uso del glifosato al cabo de tres décadas: cáncer, malformaciones, daños genéticos, disruptores endocrinos.

Damián Verseñazzi es médico especialista en Medicina Legal y Forense, director del Instituto de salud socio ambiental en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. En un censo de salud realizado con sus alumnos en varios pueblos del interior del país se registró 225.000 casos que vinculan la utilización de agrotóxicos con el deterioro de la salud de la población.

“Según los datos oficiales la principal enfermedad crónica era la hipertensión seguida por la diabetes. Nosotros en cambio encontrábamos trastornos neurológicos como el Parkinson o Alzheimer en personas de 50 años, hipotiroidismo, infertilidad, nos llamaba la atención la cantidad de abortos espontáneos. En estos pueblos el cáncer era la principal causa de muerte, o la segunda. En localidades de cinco mil habitantes había muerto en promedio una persona por mes de cáncer. Un impacto muy fuerte fue cuando una señora nos dijo - “Acá ya no nos morimos de viejos"-.

El veneno que cae del cielo (glifosato)
En la trampa también cayeron los productores, que con sus campos completamente saturados de tóxicos ya no pueden prescindir de las semillas modificadas genéticamente para producir. El modelo cierra perfecto solo para los laboratorios. La situación toma otra dimensión cuando se empieza a encontrar trazas de pesticidas en lugares donde nunca se fumigó. Ya no es el aire, el agua de red o el agua de pozo, como sucede en los pueblos, el veneno nos llega a todos desde el cielo.

El modelo impuesto por los laboratorios es sencillo y se mantiene a nivel mundial. Se modifica genéticamente a una semilla, se la hace resistente a un agente químico, un pesticida, que mata todo tipo de planta, salvo a la modificada genéticamente.

De esta forma, al quitar las malezas de la ecuación, los productores creen asegurarse un mejor "rendimiento". Lo que no se tiene en cuenta es que luego aparecen malezas más resistentes y deben usar mayor cantidad de herbicidas más fuertes. El impacto en el ecosistema nunca fue tomado en cuenta.

De acuerdo con el ranking publicado por la revista AgroPages “2020 Latin America Focus” (Foco en América Latina 2020) en Argentina, las cinco empresas más importantes de agroquímicos del mundo, Syngenta, Bayer, BASF, Corteva y FMC, representan el 55 % del mercado. Pero, a diferencia de Brasil, las empresas de agroquímicos locales de Argentina poseen grandes porciones de mercado.

Syngenta fue fundada en el año 2000 por la unión de dos de las principales compañías en la industria del negocio agrícola: Novartis y Zeneca. Actualmente la empresa forma parte del Grupo Syngenta, propiedad del gobierno de China, controladora de Sinochem Holdings. Según la consultora de datos Bureau Van Dijk, el grupo está integrado por unas 71.844 empresas alrededor del mundo, con presencia en más de cien países.

El fuerte del grupo Syngenta, en los primeros nueve meses del 2022, fue la venta de agrotóxicos.

Argentina es hoy un ejemplo del mal uso de los agrotóxicos. Muchos países lo analizan para hacer todo lo contrario respecto al uso de pesticidas. Podemos deducir que ¿A mayor reclamo por parte de vecinos y damnificados mayor es la invisibilidad de un negocio que factura millones?

El dato:
En Argentina se utilizan 139 plaguicidas prohibidos por su peligrosidad en otras partes del mundo. Aproximadamente un tercio de los pesticidas vendidos por las principales agroquímicas del mundo están clasificados como altamente peligrosos y tienen como principal destino a los países más empobrecidos. Unearthed (una organización periodística financiada por Greenpeace y la ONG suiza Ojo Público) realizó en septiembre de 2020 un detallado informe sobre el tema.
 
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