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Hoy es una cirugía de alta complejidad llamada craneotomía, pero la delicada práctica de perforar el cráneo -tradicionalmente conocida como trepanación- se originó durante la prehistoria.
Se trata de una intervención quirúrgica que abre un hueco en el cráneo, muchas veces con la intención de aliviar la presión del cerebro o para poder operar sobre este órgano.
En la actualidad este tipo de procedimiento es realizado por neurocirujanos cuando la vida o la salud de un paciente está en juego. Pero en algunas culturas del pasado la trepanación fue una técnica popular que se hacía por causas médicas menores -como dolores de cabeza- o como parte de ritos religiosos.
La evidencia más temprana de la trepanación data de hace aproximadamente 7.000 años.
Esa era la antigüedad que tenía un cráneo perforado hallado hace dos décadas en Alsacia, una región francesa lindante con Alemania.
Se cree que hubo un auge de la práctica -aunque se desconocen los motivos- durante el período Eneolítico, entre 2400 y 1700 a. C.
Pero aunque la trepanación se realizó en lugares tan diversos como la antigua Grecia, el Lejano Oriente, África, Polinesia y América, fue en este último lugar donde se hallaron más cráneos trepanados. Más específicamente en Perú.
Y fue en ese país donde también habrían vivido los antepasados más expertos en trepanación: Los Incas.
Los mejores
Diversos antropólogos se dedicaron a estudiar los niveles de supervivencia de las personas sometidas a cirugías craneales en el pasado, lo que permitió armar un "ranking" de los que mejor realizaban la práctica.
Las conclusiones son sorprendentes: por ejemplo, se halló que durante el Neolítico el 30% de los trepanados sobrevivía a la intervención. En cambio, durante el imperio romano solo 1 de cada 100 sobrevivía.
La causa, según los expertos, es que -curiosamente- los trepanadores prehistóricos trabajaban en mejores condiciones higiénicas, ya que utilizaban herramientas de piedra, que eran más estériles y disminuían el riesgo de infección.
En cambio los romanos, al igual que lo que ocurrió durante la Edad Media, utilizaban instrumentos de metal que lavaban con agua y volvían a utilizar, propagando infecciones.
Pero un dato más sorprendente aún acaba de ser descubierto por tres investigadores en EE.UU.
El neurólogo David Kushner de la Universidad de Miami y los antropólogos John Verano (Universidad de Tulane) y Anne Titelbaum (Universidad de Arizona), estudiaron las trepanaciones realizadas por los incas (1438-1533) y vieron que presentaban unos niveles extraordinarios de supervivencia.
- El Camino del Inca: la autopista milenaria que creó un imperio
- ¿Y los descendientes de los emperadores inca?
Su hallazgo se tornó más increíble cuando se comparó esa cifra con las trepanaciones realizadas casi cuatro siglos más tarde durante la Guerra Civil en EE.UU.
Durante ese período (1861-1865) la tasa de supervivencia de trepanaciones fue un 30% menor que la de los incas: entre el 44% y el 54%.
os antropólogos se dedicaron a estudiar los niveles de supervivencia de las personas sometidas a cirugías craneales en el pasado, lo que permitió armar un "ranking" de los que mejor realizaban la práctica.
Las conclusiones son sorprendentes: por ejemplo, se halló que durante el Neolítico el 30% de los trepanados sobrevivía a la intervención. En cambio, durante el imperio romano solo 1 de cada 100 sobrevivía.
La causa, según los expertos, es que -curiosamente- los trepanadores prehistóricos trabajaban en mejores condiciones higiénicas, ya que utilizaban herramientas de piedra, que eran más estériles y disminuían el riesgo de infección.
En cambio los romanos, al igual que lo que ocurrió durante la Edad Media, utilizaban instrumentos de metal que lavaban con agua y volvían a utilizar, propagando infecciones.
Pero un dato más sorprendente aún acaba de ser descubierto por tres investigadores en EE.UU.
El neurólogo David Kushner de la Universidad de Miami y los antropólogos John Verano (Universidad de Tulane) y Anne Titelbaum (Universidad de Arizona), estudiaron las trepanaciones realizadas por los incas (1438-1533) y vieron que presentaban unos niveles extraordinarios de supervivencia.
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Su hallazgo se tornó más increíble cuando se comparó esa cifra con las trepanaciones realizadas casi cuatro siglos más tarde durante la Guerra Civil en EE.UU.
Durante ese período (1861-1865) la tasa de supervivencia de trepanaciones fue un 30% menor que la de los incas: entre el 44% y el 54%.
Los investigadores hallaron cientos de cráneos perforados -algunos con hasta siete agujeros- tanto durante el imperio incaico como antes.
Según Kushner, esta experiencia les permitió refinar su técnica.
El aprendizaje más importante que habrían hecho es no perforar la membrana protectora que rodea el cerebro, la meninge exterior también conocida como la duramadre.
"Parecían entender la anatomía de la cabeza y evitaron a propósito las áreas donde habría más sangrado. También se dieron cuenta de que las trepanaciones de mayor tamaño tenían menos probabilidades de ser exitosas que las más pequeñas", señaló el neurólogo.
"La evidencia física muestra definitivamente que estos cirujanos antiguos refinaron el procedimiento con el tiempo. Su éxito es verdaderamente notable", concluyó.
Pasarían varios siglos más, hasta después de la Primera Guerra Mundial, para que la trepanación evolucionara hasta convertirse en lo que es hoy: la neurocirugía, que tiene una tasa de supervivencia aún mejor que la de los incas.
Qué hacía que los incas fueran tan brillantes en cirugía craneal - BBC News Mundo
Muchas culturas practicaron la trepanación -o perforación del cráneo- ya sea por motivos médicos o religiosos. Un estudio muestra que en la era inca en Perú el 80% de los que eran sometidos a esta peligrosa práctica sobrevivía, una cifra mucho más alta de la que se registraría hasta la modernidad.
www.bbc.com