- Registro
- 13 May 2013
- Mensajes
- 556
- Puntos de reacción
- 237
Uno de los sucesos tomado como paranormal es la Combustión Humana Espontánea (CHE). Un cuerpo humano, vivo o no, espontáneamente comienza a arder, sin que se conozca el motivo, hasta consumirse casi por completo. A pesar de lo extraño que puede parecer, desde el siglo XVII hasta hoy se han documentado decenas de casos de Combustión Humana Espontánea. ¿Tiene la ciencia una explicación satisfactoria para este evento?
Suele afirmarse que es muy intenso pero extremadamente localizado y que, en muy poco tiempo (minutos o incluso segundos), destruye casi por completo el cuerpo, que queda reducido a un pequeño montón de cenizas grisáceas. Todo ocurre tan rápido que, en general, la víctima no tiene siquiera posibilidad de pedir o de recibir alguna clase de ayuda de otra persona.
Una de las cuestiones más inquietantes que condimentan las historias relacionadas con la Combustión Humana Espontánea es que los objetos ubicados en al proximidad del cuerpo que arde resultan casi siempre indemnes, incluyendo algunos tan combustibles como muebles de madera, periódicos o incluso cajas de cerillas. En algunos casos, ni siquiera la ropa que viste la persona en el momento de entrar en combustión resulta totalmente quemada. Otra particularidad de esta clase de eventos es que el fuego parece concentrarse en tórax de la víctima y, por lo general, las piernas, los pies y en ocasiones los brazos, son relativamente poco dañados. En el lugar del hecho suele encontrarse una capa hollín grasiento depositada sobre las paredes y el techo.
El primer caso registrado data de 1673. Un ciudadano de París, cuyo nombre no ha sido incorporado a los anales de la historia, “fue reducido a una pila de cenizas y unos pocos huesos de los dedos, pero la cama de paja en la que murió quedó intacta”. Saquen sus conclusiones
Suele afirmarse que es muy intenso pero extremadamente localizado y que, en muy poco tiempo (minutos o incluso segundos), destruye casi por completo el cuerpo, que queda reducido a un pequeño montón de cenizas grisáceas. Todo ocurre tan rápido que, en general, la víctima no tiene siquiera posibilidad de pedir o de recibir alguna clase de ayuda de otra persona.
Una de las cuestiones más inquietantes que condimentan las historias relacionadas con la Combustión Humana Espontánea es que los objetos ubicados en al proximidad del cuerpo que arde resultan casi siempre indemnes, incluyendo algunos tan combustibles como muebles de madera, periódicos o incluso cajas de cerillas. En algunos casos, ni siquiera la ropa que viste la persona en el momento de entrar en combustión resulta totalmente quemada. Otra particularidad de esta clase de eventos es que el fuego parece concentrarse en tórax de la víctima y, por lo general, las piernas, los pies y en ocasiones los brazos, son relativamente poco dañados. En el lugar del hecho suele encontrarse una capa hollín grasiento depositada sobre las paredes y el techo.
El primer caso registrado data de 1673. Un ciudadano de París, cuyo nombre no ha sido incorporado a los anales de la historia, “fue reducido a una pila de cenizas y unos pocos huesos de los dedos, pero la cama de paja en la que murió quedó intacta”. Saquen sus conclusiones