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EEUU
El Senado de EEUU confirmó a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema
La magistrada se convirtió de esta manera en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato. La mayoría conservadora pasa a tener seis escaños contra tres de aquellos de tendencia progresista
26 de Octubre de 2020
La jueza Amy Coney Barrett, nueva jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos. Foto: Greg Nash/vía AP
El Senado de los Estados Unidos confirmó este lunes por la noche a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema.
Con 52 votos a favor y 48 en contra, la vasta mayoría de los legisladores votó de acuerdo a su orientación partidaria. La única excepción fue la de la republicana Susan Collins (Maine) quien enfrenta una dura elección en noviembre en un estado predominantemente demócrata.
Barrett, nominada solo 30 días antes, es la primera magistrada en la historia moderna en ser confirmada en una votación partidaria. El hecho es ilustrativo de la manera en que la polarización del escenario político ha alcanzado todos los aspectos de la vida institucional del país.
El partido republicano, liderado por el presidente Donald Trump, ve la confirmación como una gran victoria a solo ocho días de las elecciones presidenciales. De hecho, la Casa Blanca anunció inmediatamente después de la votación que se llevará a cabo la ceremonia de juramentación en sus jardines.
Barrett se convierte en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato. Con su adición, la mayoría conservadora pasa a tener seis escaños, contra tres de aquellos de tendencia progresista.
La ideología de Barrett es diametralmente opuesta a la de Ruth Bader Ginsburg, cuya vacante pasa a ocupar. Ginsburg, feminista e ícono del movimiento progresista, falleció en septiembre luego de una larga batalla contra el cáncer.
Los demócratas advirtieron que Barrett puede votar para desarticular el Obamacare, una reforma de salud que ha ayudado a millones de estadounidenses a obtener un seguro médico.
Barrett es católica practicante, se opone al aborto, uno de los temas claves dentro de la polarización cultural que domina la actualidad de Estados Unidos.
y que tal vez ayudaría a anular la sentencia del caso Roe contra Wade de 1973 que garantiza el derecho al aborto.
La Corte Suprema debe de hecho examinar el 10 de noviembre un recurso contra la ley emblemática del ex presidente demócrata, sobre la cual la jueza expresó sus reservas en el pasado.
Tras pasar la infancia en Nueva Orleans, en el sur conservador, se convirtió en una de las mejores estudiantes de la escuela de derecho de Notre Dame en Indiana, institución en la que enseñó durante 15 años.
Al comienzo de su carrera como abogada, trabajó como secretaria del renombrado juez conservador de la Corte Suprema Antonin Scalia y adoptó su filosofía “originalista” que entiende la Constitución tal como estaba destinada a ser leída en el momento de su redacción, en contraposición a la interpretación más progresista.
www.infobae.com
El Senado de EEUU confirmó a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema
La magistrada se convirtió de esta manera en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato. La mayoría conservadora pasa a tener seis escaños contra tres de aquellos de tendencia progresista
26 de Octubre de 2020

El Senado de los Estados Unidos confirmó este lunes por la noche a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema.
Con 52 votos a favor y 48 en contra, la vasta mayoría de los legisladores votó de acuerdo a su orientación partidaria. La única excepción fue la de la republicana Susan Collins (Maine) quien enfrenta una dura elección en noviembre en un estado predominantemente demócrata.
Barrett, nominada solo 30 días antes, es la primera magistrada en la historia moderna en ser confirmada en una votación partidaria. El hecho es ilustrativo de la manera en que la polarización del escenario político ha alcanzado todos los aspectos de la vida institucional del país.
El partido republicano, liderado por el presidente Donald Trump, ve la confirmación como una gran victoria a solo ocho días de las elecciones presidenciales. De hecho, la Casa Blanca anunció inmediatamente después de la votación que se llevará a cabo la ceremonia de juramentación en sus jardines.
Barrett se convierte en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato. Con su adición, la mayoría conservadora pasa a tener seis escaños, contra tres de aquellos de tendencia progresista.
La ideología de Barrett es diametralmente opuesta a la de Ruth Bader Ginsburg, cuya vacante pasa a ocupar. Ginsburg, feminista e ícono del movimiento progresista, falleció en septiembre luego de una larga batalla contra el cáncer.
Los demócratas advirtieron que Barrett puede votar para desarticular el Obamacare, una reforma de salud que ha ayudado a millones de estadounidenses a obtener un seguro médico.
Barrett es católica practicante, se opone al aborto, uno de los temas claves dentro de la polarización cultural que domina la actualidad de Estados Unidos.
y que tal vez ayudaría a anular la sentencia del caso Roe contra Wade de 1973 que garantiza el derecho al aborto.
La Corte Suprema debe de hecho examinar el 10 de noviembre un recurso contra la ley emblemática del ex presidente demócrata, sobre la cual la jueza expresó sus reservas en el pasado.
Tras pasar la infancia en Nueva Orleans, en el sur conservador, se convirtió en una de las mejores estudiantes de la escuela de derecho de Notre Dame en Indiana, institución en la que enseñó durante 15 años.
Al comienzo de su carrera como abogada, trabajó como secretaria del renombrado juez conservador de la Corte Suprema Antonin Scalia y adoptó su filosofía “originalista” que entiende la Constitución tal como estaba destinada a ser leída en el momento de su redacción, en contraposición a la interpretación más progresista.

El Senado de EEUU confirmó a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema
La magistrada se convirtió de esta manera en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato. La mayoría conservadora pasa a tener seis escaños contra tres de aquellos de tendencia progresista
