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El nuevo submarino de la Armada, el S-81 Isaac Peral, es una modernísima arma para la defensa que ayudará a la proyección internacional española desde el mismo momento en que cumpla su primera misión, para lo que, por el momento, pasará aproximadamente un año. Se trata de un sumergible con vistas al futuro porque, aunque sus sistemas de navegación y combate son de tecnología punta, la más relevante de las innovaciones con la que se diseñó no está todavía disponible. Su sistema ultrasilencioso de propulsión con el que podría permanecer hasta tres semanas bajo el agua sin salir a superficie no está todavía instalado y puede que tarde todavía algunos años en estarlo.
Este inconveniente, que no es tal para que el Isaac Peral realice muy pronto importantes misiones que le encargue el Gobierno, no oscurece los innegables avances que, por ejemplo, tiene su sistema de combate totalmente integrados. Todos los equipos del submarino son de fabricación española, lo que supone un hito dentro de la industria naval nacional. Este jueves fue entregado a Armada por la firma Navantia.
España ha entrado, con la construcción de la serie de submarinos de la clase S-80, en el selecto club de los únicos 10 países del mundo capaces de construir sus propios sumergibles de propulsión convencional.
Este buque tiene 80 metros de eslora y su tubo, como le llaman algunos marinos en clave coloquial, tiene siete metros de diámetro. Su motor combinado de diésel y baterías le permite navegar a unos 35 kilómetros por hora bajo el agua (19 nudos). Además, toda la automatización de sus sistemas permite su gobierno con solo 32 miembros de la tripulación, que no podrán ahorrarse las estrecheces de este tipo de embarcaciones.
Este inconveniente, que no es tal para que el Isaac Peral realice muy pronto importantes misiones que le encargue el Gobierno, no oscurece los innegables avances que, por ejemplo, tiene su sistema de combate totalmente integrados. Todos los equipos del submarino son de fabricación española, lo que supone un hito dentro de la industria naval nacional. Este jueves fue entregado a Armada por la firma Navantia.
España ha entrado, con la construcción de la serie de submarinos de la clase S-80, en el selecto club de los únicos 10 países del mundo capaces de construir sus propios sumergibles de propulsión convencional.
Este buque tiene 80 metros de eslora y su tubo, como le llaman algunos marinos en clave coloquial, tiene siete metros de diámetro. Su motor combinado de diésel y baterías le permite navegar a unos 35 kilómetros por hora bajo el agua (19 nudos). Además, toda la automatización de sus sistemas permite su gobierno con solo 32 miembros de la tripulación, que no podrán ahorrarse las estrecheces de este tipo de embarcaciones.