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LA HOMOSEXUALIDAD EN EL ANTIGUO PERU
Al describir la organización de los Incas, el cura doctrinero fray Gregorio García nos informa de la existencia de prostíbulos masculinos dedicados a atender a hombres; así mismo la crónica de Pachacuti Yamqui comunica, que en tiempo del Inca Lluque Yupanqui; habían sido criados varios muchachos para que atiendan sexualmente a los soldados de guerra;.
En el imperio incáico, los prostitutos fueron muy populares y su servicios sexuales fueron muy bien pagados por los varones, se los conoció con el nombre de pampayruna que significa hombre puto.
Una de las primeras actividades que desarrollaron sacerdotes y encomenderos en tierras americanas fue la evangelización de sus pueblos, con este acto se lograba, borrar la memoria histórica de las civilizaciones precolombinas y su inmediata asimilación a la cultura hispánica.
La estructura cronológica e ideológica de la relación de Pachacuti en una de las que mejor muestran la importancia que para los colonizadores tuvo la evangelización de América, pues es evidente que hasta se trató de crear un nuevo evangelio, en el cual los Incas eran merecedores de los crueles castigos que recibieron de parte de los españoles en señal de justicia divina.
Los trabajos de Pedro Cieza de León entregan datos de un tipo de homosexualidad religiosa, cuando nos informa que cada templo o adoratorio principal tiene un hombre, dos o más según el ídolo, los cuales andan vestidos como mujeres, y con éstos casi por vía de santidad y religión tienen su ayuntamiento carnal los señores y principales;.
La descripción de Cieza de León detalla como en las grandes fiestas religiosas, con estos santones gays sólo podían tener relaciones sexuales los hombres más ilustres y respetados, en una mezcla de religiosidad y reconocimiento social.
Las descripciones que Cieza de León realizara sobre la homosexualidad sagrada de los Incas fue mejorada por Bernabé Cobo, quien describe el culto homosexual que se daba en Pachacamac y Apurímac dos de las más grandiosos y respetables santuarios del Tahuantinsuyo.
El historiador Garcilazo de la Vega recoge los mitos asombrosos que existían en todo el litoral, en donde los protagonistas eran héroes gays;
una tradición repetida generación tras generación narraba, que arrastrados por la furia del mar, llegaron a las costas unos hombres gigantes todos llenos de gran valor y que luego de vencer en cruentas batallas a los de tierra construyeron en piedra edificios hermosos y soberbios.
Esta y otras crónicas permiten afirmar que en la costa antes y durante dominación incásica, la homosexualidad estuvo magnificada.
A medida que se leen más crónicas, la narración que informa de la existencia de prostíbulos masculinos en todos los grandes templos crece, así,
Domingo de Santo Tomas cuenta que entre los serranos las prácticas homosexuales estaban cobijadas por una especie de aura mágico religiosa.
Y que a pesar de que algunos indígenas en proceso de evangelización decían que las aborrecían en frente del cura, las practicaban secretamente.
A más de las fuentes escritas antes mencionadas, el material arqueológico proveniente de aquel remoto pasado nos ofrece datos sobre la existencia de prácticas homosexuales de carácter mágico religioso. Así, las culturas Moche y Vicús del centro y norte plasmaron artísticamente en vasijas de arcilla representaciones de la vida gay de estos pueblos.
El sueño homosexual y la relación homosexual con seres míticos fue tema de creación para los artistas estos pueblos, cuya actitud ante la homosexualidad hizo que los colonizadores los repudiasen y castigasen.